A veces las personas no resisten verse a si mismas. A veces, no resisten reconocer los aspectos negativos de su existencia.
Si hubiera guardado la conversación que tuve con una persona hoy, y la hubiese hecho pública, ahora no reiría sola acerca de las actitudes y comentarios erráticos de una persona que se jacta de ser algo que no puede ser.
Parece inevitable luchar contra lo que nos enseñan y/o imponen desde muy pequeños: reirnos de la desgracia ajena.
Condeno siempre lo mismo...Pero cuando la desgracia del otro es ser sobervio, prejuicioso e intransigente, teniendo la posibilidad de no serlo porque se percibe que puede ser una persona que tiene realmente mucho para ofrecer...Me río. Me río y lo disfruto.
Disfruto de la desgracia agena, disfruto también del que se cree vivo exibiendose ante los demás como una persona que supo hacer bromas de mal gusto. Me río y lo condeno a sus espaldas. No se da cuenta que para algunas personas que pueden llegar a pensar como yo, mostrar la hilacha como algo divertido, solo lo reduce a mostrarse como un ser humano con el que quizás los que piensan como yo no se arriesgarían a sostener un vínculo. Se dejan mal parados autoconvencidos de que hacen precisamente lo contrario.
Los que se jactan de sostener actitudes contraproducentes y nefastas para si mismos y para su entorno, simplemente me divierten.
Cuantas veces yo me dejé mal parada creyendo que hacía lo contrario? Es la imprudencia la naturaleza del ser humano? Es el ser humano culpable de todo lo que se lo acusa? Es el ser humano mal aprendido o mal enseñado? Es justo delegar la responsabilidad en la sociedad si despertamos del ensueño y no hacemos algo para modificar nuestra realidad?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario